Éste es el texto, más o menos, de la primera columna de "Palabras robadas" en Time Killer, Fm 91.3, lunes de 18 a 19 hs. Acompañaré de los correspondientes audios una vez que haya logrado intimar mejor con las nuevas tecnologías. Por ahora lo tendrán que leer.
Los libros y sus lugares
Algunos consejos para poder leer
Es difícil leer en estos días. Estamos acostumbrados a dedicar escasos segundos de nuestra atención a cada cosa, para saltar rápidamente a otra, una y otra vez. Hacemos click en alguna nota que nos resulta interesante y mientras la leemos, un bánner titila en el margen de la pantalla, entran tres notificaciones al Facebook, el antivirus nos avisa que encontró un troyano y un amigo intenta hablarnos por el chat. Si estos son los problemas con los que nos encontramos al tratar de leer un texto corto, imagínense lo que nos puede pasar a la hora de agarrar un libro.
Pero tampoco podemos pretender imposibles. Si esperamos a que los planetas se alineen y tengamos dos horas de silencio y tranquilidad, sin teléfonos que suenan ni interrupciones de ningún tipo, estamos fritos. Eso no va a pasar. Entonces aceptemos los momentos cortos que podemos robarle al día dejando los libros en lugares clave para que nos esperen, agazapados, para darnos el zarpazo e inundarnos de sus placeres.
· La mesa de luz: la cama es un lugar de descanso, pero cada vez abarca más actividades. Se han metido en ella la tele y la compu. Pero todavía estamos los románticos que tenemos un libro en la mesita de luz, y cuando todo se apaga salvo el velador, está bueno repantigarse un poco, taparse hasta la nariz y dejar afuera sólo las manos sosteniendo un libro. La lectura relaja y si estamos con insomnio es una buena opción para que el sueño nos envuelva. También está la opción de engancharse con el libro y quedarse hasta las tres de la mañana. Seguramente al día siguiente estaremos destruidos, pero habrá valido la pena.
· La cartera de la dama y el bolsillo del caballero: porque así lo tengo a mano si quiero leer en el colectivo, el tren, el subte, en la sala de espera del médico o en la larguísima cola para hacer un trámite. Pueden ser cuentos cortos pero también novelas: veinte o treinta minutos diarios dedicados exclusivamente a la lectura, aunque estemos colgados de un pasamanos, pueden alcanzar perfectamente para terminar un libro en un tiempo razonable y para que el viaje sea otro.
· El baño: el baño es un lugar de lectura por excelencia, no lo podemos negar. Bromas aparte, el baño tiene la particularidad de delimitar nuestra intimidad por al menos cinco minutos. Puedo dejar allí el diario, un libro de contenido light, que no requiera una lectura lineal y ordenada, alguna revista que pueda ojear, o bien la novela que estoy leyendo, porque la puedo leer de a partes.
Entonces ya saben, hay una serie de lugares donde podemos ir sembrando los libros para cosechar sus palabras en pequeños tiempos de los que disponemos y hacernos de unas cuantas “palabras robadas”.
Digamos que el leer es el único vicio sano que tengo.En el verano tuve la oportunidad de leer algunos clásicos de los cuales destaco: El retrado de Dorian Gray, Madamme Bovary y El extranjero. Actualmente estoy leyendo algunos cuentos de Nikolai Gogol y pienso comprarme algunos de Sallinger. Tengo curiosidad por leer a Sábato pero el Túnel es bastante complejo, así que lo haré con calma.
ResponderEliminarSaludos!
Creí que el baño no iba a ser mencionado, simplemente genial, no todos suelen admitirlo aunque absolutamente nada tenga de malo... Buen debut!!! Saludos!
ResponderEliminarGianfranco:
ResponderEliminarCelebro tus vicios, los sanos y los no sanos también (por el dejo de cariño con que lo decís, no serán tan malos...). Buena suerte con Sábato, no te dejes intimidar. Tal vez no sea una cuestión de complejidad, sino de conexión.
Un saludo!
Sebas:
ResponderEliminarY si, se trata de legitimar lo que nadie se anima a legitimar. En esto de buscar tiempos, todo vale. Beso!!