A veces te parece que la espera se hará añicos
que es justa y eficaz, que compensará su ultraje
que girará la cabeza para decirte "estás en lo
cierto".
Pero al mirar el papel, entendés
todo, en un segundo;
ves el corazón débil de personas pequeñas que se sueñan
enormes.
Aunque puedas seguir pensando, por fuerza de la costumbre
que los árboles detendrán la respiración
y cada piedra
estallará ante el vidrio;
se resolverá la geometría incomprensible,
será de pronto
alguna cuenta sencilla
que descifrás a lápiz, sentada en un alféizar.
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