Resulta casi ocioso a esta altura del partido hablar de los muchos y grandes beneficios que tiene la lectura. Todos sabemos que es un placer del mundo adulto y que en el caso de los chicos ayuda a desarrollar la imaginación, a estimular el lenguaje y el aprendizaje en general, a elaborar conflictos... Pero, ¿sabemos cómo introducir a los chicos en este mundo maravilloso? He aquí algunos consejos para tener en cuenta a la hora de transmitirles el hábito a nuestros hijos.
- Crear un clima adecuado para la lectura, un momento en el que estén tranquilos y no haya otras distracciones alrededor. Se puede leer en cualquier momento del día, pero es ideal introducirlo en la rutina diaria, por ejemplo después del baño y antes de acostarse. Si les leemos a los chicos quince minutos todas las noches, les estamos creando un hábito que después harán propio y conservarán toda la vida.
- No leer mecánica o monótonamente. La utilización de ciertos recursos expresivos puede hacer mucho más atractiva una historia: exagerar la entonación, dar sonoridad a las onomatopeyas, resaltar más las palabras importantes, usar gestos con el cuerpo, pausas, cambios de ritmo, hacer diferentes voces para cada personaje, etc.
- Darles participación a los chicos haciéndoles preguntas en el medio (“¿qué hizo el nene?” “¿qué pasará ahora?”), que repitan un ruido, una onomatopeya, etc.
- No tener miedo a la repetición: en el aprendizaje en general los chicos se benefician mucho de ella. Es importante respetar la elección que hagan, aunque nos pidan el mismo cuento durante varios días seguidos.
Algo fundamental a la hora de leerles a nuestros hijos, es la adecuada elección del cuento, ya que en cada etapa del crecimiento existen características y necesidades particulares. Esto nos lleva a un segundo interrogante: ¿qué leer según la edad?
- Bebés y chicos de uno o dos años: a esta edad los cuentos no tienen en general el formato clásico de cualquier historia (introducción, nudo y desenlace) si no que son sucesiones de imágenes que apuntan al conocimiento de los objetos y el desarrollo del vocabulario (recordemos que está naciendo el lenguaje). Recomendaciones: cualquier librito de imágenes estará bien (juguetes, animales, partes del cuerpo, objetos de la casa, colores, etc.).
- Dos, tres años: sus tiempos de atención son aún cortos pero ya tienen lenguaje y comienzan a poder seguir una historia muy breve. Se trata generalmente de historias con pocos elementos, relacionadas con actividades de la vida cotidiana, vocabulario básico, onomatopeyas, animales, etc. Son recomendables en esta etapa los cuentos relacionados con algunos hitos del crecimiento (dejar el chupete, aprender a ir solito al baño, el nacimiento de un hermanito, el comienzo del jardín, el miedo al mar, etc.). La oferta es enorme y de gran calidad. Personalmente recomiendo las series de “Anita”, “Lola”, “Federico crece” (Graciela Montes), que por ser argentinas involucran una serie de elementos representativos de la vida cotidiana en nuestro país.
- Cuatro, cinco años: las historias ya pueden ser un poco más largas, con estructura tradicional y personajes bien definidos. Los chicos han desarrollado el lenguaje, pero están formando su identidad, sus valores, las nociones del bien y del mal. Acá aparecen los magos, las hadas, los superhéroes, los príncipes y princesas, y con ellos los cuentos tradicionales que todos conocemos. Hans Christian Andersen (El traje nuevo del emperador), los hermanos Grimm (Hansel y Gretel, Blancanieves), Charles Perrault (Caperucita roja, Barba azul), las fábulas de Leon Tolstoi, o de Sanmaniego, son sólo algunos ejemplos. En este tipo de relatos (de allí su vigencia) están en juego lo que se conoce como “arquetipos universales”, un conjunto de símbolos del pensamiento colectivo que son más o menos los mismos en todas las culturas y todos los tiempos. Pero es interesante darnos el lujo de salirnos de esos cánones y ofrecer a los chicos historias que no terminen necesariamente con el príncipe y la princesa comiendo perdices ya que a veces, habrán notado, la vida es otra cosa. En ese sentido y afortunadamente, la literatura infantil está ofreciendo en los últimos tiempos una gran variedad de propuestas interesantes.
- Cinco, seis años: no sólo a esta edad se les puede leer algo más largo, sino que puede ser algo por capítulos, uno cada noche. María Elena Walsh es un referente ineludible de la literatura infantil: “Dailan Kifki” y “Manuelita a dónde vas”, por nombrar solo algunos, son perfectos en esta etapa. El querido “Zoo loco” es más que adecuado para este momento en que están aprendiendo a leer y escribir, y se benefician con las rimas. Los “Cuentos de la selva para niños” de Horacio Quiroga son otra propuesta maravillosa (hay versiones ilustradas con textos acortados, los originales son para chicos un poco más grandes).
- Seis o siete años en adelante: ya pueden prescindir de las ilustraciones aunque siguen disfrutándolas -comienzan a resultarles atractivos los comics-, y sobre todo, algunos ya pueden leer por sí mismos. Además de las historias (de amor, de aventuras) los chicos empiezan a interesarse por la ciencia y el conocimiento, el espacio, el cuerpo humano, la tecnología, etc. Aquí se abre el espectro de cosas que pueden leer, y su avidez como lectores dependerá de cómo les hayamos creado el hábito de la lectura lo cual, como hemos visto, comienza cuando son bebés.
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