Este cartel es una buena excusa para hablar del
dequeísmo. En principio, diremos que el dequeísmo es la utilización indebida de
la preposición de antes de la palabra
que. Un ejemplo sería:
*Lucía me dijo de que tenía sueño.
Provoca no pocos estragos en nuestra lengua —es
muy habitual— y tiene una contrapartida, que es la que podemos observar en el
cartel de la foto: el queísmo. El queísmo es el caso opuesto: si antes
“sobraba” la preposición de, ahora se
ha omitido (cuando lo que corresponde es utilizarla). La explicación más lógica
para el queísmo es, a mi juicio, que el hablante, ante el temor de pronunciar
un “de que” fuera de lugar, directamente opta por omitir la preoposición para
que no le “sobre” nada. Sin embargo, también se trata de un error.
La buena noticia es que hay un truco bastante
efectivo para no caer en ninguno de los dos. En general, tenemos un
conocimiento intuitivo de todas estas cuestiones gramaticales. Como en este
caso la intuición muchas veces falla, la estrategia es la siguiente: reemplazaremos
todo lo que sigue al que, con el que incluido, por la palabra “esto”
(también “eso” o “algo” pueden funcionar). Si volvemos a nuestro ejemplo,
revisemos las dos opciones que nos quedan:
“Lucía me dijo de esto”
“Lucía me dijo esto”
No necesitamos pensar demasiado para darnos
cuenta de que la primera opción, la que incluye de, “suena mal”. Así de simple, nuestra intuición vuelve a
respondernos.
Volviendo a nuestra foto, se dice que es el verbo
el que “pide” o no ser seguido de la preposición de. En este caso, podemos decir que yo me “aseguro de algo”
(a menos que estemos hablando de, por ejemplo, “asegurarnos un lugar en la
carrera”, pero se trata de un uso diferente del mismo verbo), por lo que lo
correcto hubiera sido “asegúrense de que el portón quede cerrado”.
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