Ciudad
Me devoran tus humos, tus montañas de papeles
tus caras lejanas, tus muertas casas francesas
tus cúpulas agonizantes
tus árboles desnudos, tus peleas de empedrado
tus oscuridades.
Quién sabe si esto no es lo que realmente somos.
Tus calles me hieren por infinitas
por ese bar que siempre estuvo y nunca vi
por esa esquina que aparece hoy
y ahí estuvo siempre.
Porque muero asfixiada en tus entrañas cada noche
y me llenan de aire vivo los pulmones tus veredas
porque camino entre memorias sin nombre, miles
y todas parte de la mía
te reconozco, te adivino, te huelo en cada rostro
como en el mío frente al espejo.
Y te destierro, te arranco, me destierro,
pero no puedo,
no puedo,
no quiero.
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