"...sitting in his nowhere land, making all his nowhere plans for nobody".

10 de febrero de 2012

Menos mal que existen las metáforas


El mundo real puede ser mágicamente transformado por una metáfora. Puede transpolarse su belleza a palabras de igual porte o puede, y esto es lo increíble de una metáfora, embellecerse lo que no era precisamente hermoso por el solo hecho de ser trasladado al mundo de la abstracción, al universo del sentido figurado.
Tarde de miércoles (es decir, miércoles por la tarde). Un baño tibio y Lucía que balbucea en el agua, golpea un vasito contra las canillas mientras canta, aguarda el momento en que la recibirán mis brazos y la toalla seca. 
Entonces sucede lo imprevisible: quizás la distensión del momento, quizás la tibieza del agua, la conducen a expresarse del modo más primitivo que conocemos, y los testimonios de eso, nuevos y pequeños invasores marrones que por algún motivo no se condicen con su carita angelical, quedan flotando aquí y allá entre los juguetes.
La tarde muta repentinamente. De la apacibilidad del fin del baño somos arrojados a un estrepitoso caos: sacar a la nena del agua antes de que tenga algún impulso que haya que lamentar, rescatar los juguetes y darles el consabido baño de lavandina, enjuagar la bañera... en fin, borrar las huellas de la catástrofe. Pero después de tres hijos, si algo sobra son reflejos y una rápida capacidad para sobreponerse a los desastres. En menos de treinta segundos, en la bañera solo quedan los intrusos y el agua. Julián se ha acercado a apreciar la obra de su hermana y por unos instantes los tres, asomados al abismo de la bañera vaciándose, somos testigos de esa huída colectiva, de ese baile circular que las pequeñas partículas dan alrededor del desagüe antes de desaparecer.
Entonces Julián, en un repentino arrebato poético, lanza con mirada soñadora:
-Parecen peces, mamá.
Ya lo decía yo: menos mal que existen las metáforas.   

5 comentarios:

  1. Qué lindos momentos que nos hacen pasar los niños, de esos para atesorar para siempre!!!

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  2. y vos de ponerle poesía a esas metáforas, jajajajajaj! María Inés

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  3. Hace varios años mi sobrino Simón señalo una alameda que era azotada por el viento patagónico y dijo: escucha la música de los árboles. :) Daniel

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  4. Anushka!!! Qué dulce post! Estoy de viaje por laburo y me alegro mucho de haber decidido dedicarle unos minutos al ocio... Besos,

    Nacho

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  5. Espectacular!!! Puedo decir que amo con locura a mi sobrino Julian?

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