"...sitting in his nowhere land, making all his nowhere plans for nobody".

6 de marzo de 2015

Gestos


¿Cuántas veces repetimos un gesto diario, de esos insignificantes? Podemos calcularlo con alguna aproximación, pero es imposible saberlo exactamente. Como también es imposible saber cuál va a ser la última vez de algo.
Bajar la palanquita de la tostadora, por ejemplo, eso sí que es algo insignificante. Salvo que esta tostadora, esta en particular, es uno de los últimos regalos que le hicimos a mi abuela, y el día que murió, con el departamento lleno de gente (ella en su cama, no quise verla), me llevé la tostadora bajo el brazo. Supongo que lo que en realidad me llevé bajo el brazo ese día, es el momento en que se la entregamos, un año antes de morirse, ya asediada por un par de caídas, por la costumbre de contar la misma cosa cien veces, por la creciente dependencia. Me llevé bajo el brazo su cara atenta frente a la explicación meticulosa que le di: ponés el pan, enchufás, bajás la palanca. Cuando salta desenchufás, y sólo después de desenchufar sacás las tostadas. Tenía pánico de que se electrocutara.
Pero ella aprendió, y durante casi un año se hizo sus tostadas, ella sola, con el pan lactal que toda la vida nos sirvió con Mendicrim y que ahora, por obra y gracia de su método riguroso, llegaba a la mesa tostado. Me llevé bajo el brazo, entonces, todos sus gestos de ese año, la repetición diaria de ese ritual diminuto y poco importante.
Es imposible saber cuál va a ser la última vez de algo, porque siempre parece que va a haber una más. Pero no. Porque hoy bajé la palanca de la tostadora y por primera vez en doce años, no pasó nada.

1 comentario:

  1. Muchas veces los recuerdos están en las cosas simples o en algo físico que al verlo o tocarlo nos trae a la mente buenos recuerdos, se me viene a la mente decir no hay que vivir para trabajar sino trabajar para vivir y disfrutar y de lo que uno mas quiere para después recordar con alegría

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